30 ene 2013

LETUR: “LA CRÍA DE LA SEDA" UNA TRADICIÓN PERDIDA.






La gran abundancia de agua y la protección natural del terreno, propiciaron desde muy antiguo una gran atracción para el asentamiento de población en el territorio como evidencian las distintas manifestaciones de Arte Rupestre y yacimientos arqueológicos del lugar. No obstante y para nuestro propósito, nos centraremos en los siglos que siguen a la conquista cristiana de la comarca.

PINCELADA HISTÓRICA Y CRISIS DEMOGRÁFICA.

El marco histórico desde el que partiremos lo situamos a mediados del siglo XIII, donde tras la conquista del reino de Murcia por tropas cristianas, la Sierra del Segura se mantendría bajo el señorío de la Orden de Santiago, quedando estructurada en cuatro encomiendas (Segura de la Sierra- Yeste- Taibilla y Socovos)
La encomienda de Socovos situada en el sector más oriental de la sierra, estaba formada por las villas de Socovos, Lietor y Letur junto a lugares más pequeños como Iznar, Vicorto, Villares y Abejuela que permanecían despoblados como consecuencia de su situación fronteriza con el cercano sultanato de Granada. Esta situación de frontera posibilitó que estas poblaciones adquirieran una gran importancia política que no se correspondía con su importancia poblacional.

En cuanto a la población, esta misma situación de frontera junto a la pobreza del territorio en comparación con otros de la Orden, llevó aparejada la persistencia de comunidades mudéjares[1] de carácter marginal[2] que desembocaría con el tiempo en una grave crisis demográfica y poblacional,  trayendo consigo el abandono de numerosos núcleos de población como los anteriormente mencionados. Ante esta crisis, la Orden de Santiago estableció mecanismos repobladores sobre todo a partir de la huida de mudéjares a Granada, suceso que agudizaría el abandono de las principales plazas militares, poniendo así en peligro la defensa fronteriza.
-Sobre este aspecto, está documentado como a mediados del siglo XV (1448-49) los mudéjares que habitaban Letur prenden fuego a la villa y se marchan a Huescar en el vecino reino de Granada.

El pueblo se reocuparía ante la presión demográfica del entorno tan solo unos años después (1454)[3] por cristianos, muchos de ellos procedentes de Liétor, Yeste, Ayna, Murcia y otros pueblos cercanos, aunque años después volvería a quedar despoblada “…cuando tropas de Alcaraz la saquean y queman…”

Estos continuos procesos repobladores irían sustituyendo progresivamente las antiguas comunidades musulmanas que permanecían en el territorio, por otros grupos de población cristiana. En cualquier caso, la población musulmana en estas tierras continuó cierto tiempo bajo el dominio de la Orden, eran los llamados mudéjares. Es muy significativa la descripción de Letur que figura en una relación del estado de la encomienda de Socovos, realizada en  1468:[4]

- “…tiene esta encomienda una villa que llaman letur, muy frontera de moros y muy despoblada porque la robaron los de Alcaraz y la aportillaron en tiempo que estaba por Alonso Fajardo, que no moran en esta villa sino setenta vecinos…”


Incidiendo sobre este aspecto, en 1530, se realiza un censo cuyo fin primordial es averiguar la población existente en el reino de Castilla y cuyo propósito era eminentemente fiscal.
Letur, perteneciente a la Orden de Santiago, aparece integrado en el partido del reino de Murcia,  figurando dicha villa con 169 vecinos[5] pecheros. (Este censo tiene gran importancia como veremos más adelante). Unos cincuenta años después, Letur censaría 194 vecinos de los que 25 eran moriscos.[6]

En el aspecto eclesiástico, La Orden de Santiago, organizó su territorio en vicarias, pasando Letur a depender de la Vicaría de Yeste. Estas vicarias aunque pertenecientes al Obispado de Cartagena, estuvieron exentas de la jurisdicción episcopal, razón por la cual, la Orden y algunos obispos mantuvieron diferentes pleitos por la mencionada jurisdicción espiritual.
Se fundaron cofradías, de las que conocemos la creación en Letur de dos de ellas, la de Nuestra Señora de la Asunción y la del Santísimo Sacramento.

En el mismo año del censo fiscal de 1530, ya se encuentra edificada la Iglesia Parroquial de la villa, quedando bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, “…desde que la villa fuera poblada de cristianos…” según reza en las ordenanzas de la Cofradía del mismo nombre.
De estas cofradías se conservan ordenanzas escritas desde principios del siglo XVII, aunque en las mismas se apunta que las mencionadas cofradías venían funcionando desde mucho tiempo atrás (finales del XVI, quizás), ambas recogen en sus libros referencias sobre algunas de las tradiciones más antiguas de la villa: Los encierros de toros[7] y la cría e hilado de seda. En el presente estudio incidiremos sobre esta antigua tradición–ya olvidada– de la cría del gusano de seda y su posterior hilado –ya que no tenemos constancia documental que se tejiera seda en Letur–, en la que destacó sobre las poblaciones de su entorno que también la cultivaron, interrumpiéndose su cultivo bien entrada la mitad del siglo XX. A continuación realizaremos un recorrido sobre esta actividad a través de los datos que nos ofrecen las fuentes escritas.
La primera referencia de la que tenemos constancia nos la proporciona el censo de 1530, mencionado anteriormente. Es este un documento que la corona mandó realizar para tratar de averiguar la población existente en el reino de Castilla, siendo su finalidad eminentemente fiscal; en el mismo figura una descripción sobre los vecinos de Letur que expresa textualmente:[8]

            “...todos labradores, en los quales ay las dos partes que tienen razonablemente de comer y los demas son necesytados y algunas viudas e pobres; tienen buena huerta de moreras e arboles y en ella cogen algund pan y azeite. Tienen razonables terminos en secano para ganados y lavores y tienen algunos ganados y colmenas...”

El documento nos indica como en Letur ya existía buena huerta de moreras (por estas fechas, la misma fuente nos dice por ej. que en Liétor se comenzaba entonces a plantar esta especie arbórea).

Sin embargo, unos 50 años después, en las Relaciones de Felipe II, (1578) realizadas por los vecinos de la villa en contestación a una larga relación de preguntas sobre diversos aspectos administrativos, económicos y sociales, no se menciona para nada las moreras ni tan siquiera el moral, imprescindibles ambos para la cría del gusano, debemos pensar que los términos en que están realizadas las preguntas dan pié a contestaciones muy generales sobre este aspecto; sin embargo no ocurrirá lo mismo con las preguntas contenidas en el catastro de Ensenada como veremos posteriormente. En cualquier caso, antes de finalizar el siglo XVI, otra fuente, en este caso un testamento correspondiente a Gómez García de Marina, realizado en el Villar de Gutta (actual Villares de Elche de la Sierra) el 5 de octubre de 1590, nos indica textualmente en uno de sus puntos:

            “…aclaro que Alonso Pérez de San Pedro, mercader vezino de la villa de Caravaca me debe tres mil y siete cientos y beynte reales de aciento y beynte e quatro libras de seda que le vendí a treynta reales la libra mando se cobren ...”

Llegados a este punto, hemos de mencionar como el desarrollo de toda la actividad sedera en la cuenca alta del Segura, tanto la extensión de moreras como la misma cría del gusano y el hilado de seda, siempre se mantuvo vinculado a los vaivenes de esta industria  en la vecina Murcia, lugar habitual de destino de la misma, aunque tenemos constancia documental de la venta de grandes partidas de seda hacia Granada y Valencia.
Cofradía Santísimo Sacramento(1799) Archivo Diocesano de Albacete.

Hecha esta salvedad, el siglo XVII y sobre todo el XVIII y siempre al compás de la demanda murciana, serán los de mayor auge en este cultivo y por consiguiente, será cuando dispongamos de mayor información en las distintas fuentes consultadas. Una de estas es la referente a la Cofradía del Santísimo Sacramento de Letur,  fundada hacia finales del siglo XVI  –aunque sus ordenanzas se fijaron en 1620–.  Esta cofradía recoge en su libro de cuentas, apuntes de las cantidades de seda entregada como limosna por los vecinos de  Letur y que solía representar entre una y dos libras[9] anuales. En este libro quedan constatadas limosnas en seda recogidas desde 1671 hasta final del siglo XVIII como vemos a continuación:

1671- “… En la villa de Letur a diez y ocho dias del mes de noviembre [...] cargo de ciento y catorçe reales que se cogieron de limosna de seda que fueron dos libras...”
1672-“… En la villa de Letur en diez y ocho dias del mes de septiembre [...] cargo de cinquenta y quatro reales que procedieron de una libra de seda...”
1675-“… En la villa de Letur a veinte y tres dias del mes de enero [...] doszientos  quarenta y siete reales y treinta y tres maravedis que ymporto la limosna de la seda en dicho tiempo...”
1676-“… En la villa de Letur a veinte y ocho dias del mes de nobienbre [...] Hacesele cargo de ochenta y quatro reales que a balido la limosna de la seda en estos dos años desta quenta...”
1734-“… En la villa de Letur a veinte y nuebe dias del mes de julio[...] Ytem setenta reales y diez y siete maravedis que ha importado la limosna de seda que se ha recogido en la cosecha de mil setezientos y treinta y tres y treinta y quatro...”
1736“… En la villa de Letur a a veinte dias del mes de febrero [...] Ytem Quarenta y seis reales que importo la limosna de seda...”
1738-“… En la villa de Letur a nuebe dias del mes de junio [...] Ytem se le aze cargo de quarenta y seis reales que ynporto la limosna de seda del año de esta cuenta...”
1739-“… En la villa de Letur a diez y seis dias del mes de agosto [...] Ytem se le aze cargo de treinta y siete reales que a ymportado la limosna de seda...”
1740-“...En la parroquia de la villa de Letur a veinte y siete de agosto [...] Don Blas Thomas Valero Presbitero y Mayordomo [...] Ytem  se le haze cargo de nobenta y un reales que ha ymportado la limosna de sedas...”
 1782-“... dos de diciembre [...] Ytem: Quatrocientos doce reales que importo la limosna de seda que recogio en los cinco años de esta quenta...”
1789-“…   once de febrero [...] Ytem: doscientos seis reales veinte y quatro maravedis que á importado la limosna de sedas en el tiempo de esta cuenta...”
1799-“...doscientos sesenta y nueve Reales y medio que ha importado la seda, que se ha recojido de limosna en los quatro años de esta cuenta...”




Los testamentos también suelen ser una fuente importante de consulta, pues es bien sabido como su contenido hace referencia a los bienes que poseía el finado, en los que es muy corriente que figuren bancales de moreras como ocurre en el testamento e de Quiteria Ruiz[10] de 1739 cuando expresa:
“… aclaro que le tengo vendido a dicho mi hijo un pedazo de tierra en riego en la partida que llaman San Sebastián con un huerto cercado con algunas oliveras y moreras, caber en sembradura cinco celemines…”
 o la partida de defunción de Ana Villegas (1721) cuando menciona en una de las mandas testamentarias:
“... Ytem dejo la manda a las venditas animas un huerto extramuros desta villa encima de la fragua qe alinda con huerto de Antonio de Represa. Aziquia, que va a los huertos del garrovo, y camino real el cual tiene quatro moreras, y otros arboles y un celimi de sembradura...”

No son extraños testamentos en los que se inventarían los bienes del fallecido valorándolos para su partición entre los herederos o para su venta; Así consta en el testamento de Alonso Velmonte Suarez realizado en 1723; En el inventario de los bienes que conforman el heredamiento de los Villares de Gutar y Buicorto se incluyen varios elementos relacionados con el cultivo de la seda como podemos comprobar a continuación:
-      dos corbillones para podar moreras, buenos, en catorce reales.
-      dos calderas medianas de ylar seda, buenas, en cincuenta reales.
-      un olivar que llaman el zercado de barva, con diferentes moreras.
-      Otra suerte de olivar, Moreras y Tierrablanca donde llaman la questa de la Almazara.
-      Otra suerte de Tierrablanca, viña y moreras en el Pago de la Fuente.
-      Tres ruedas de Tornos de ylar seda a medio servir en Quarenta reales.
Mucha y variada es la información conservada por la Iglesia concerniente a capellanías, memorias, patronatos y obras pías realizadas en Letur,[11] cuya pervivencia se mantenía con los bienes que los fieles aportaban. Muchos de estos bienes hacen referencia a bancales, suertes o longueras de tierra siempre plantadas con algunas moreras, en lugares tan emblemáticos de Letur como la huerta de ricao, acequia madre, pago de las viñas o las eras.
Edición facsímil del Catálogo de los Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia de Albacete. (Amador de los Ríos, 1912) IEA, Albacete,2006.

Los libros de visitas de la Orden de Santiago, son fundamentales a la hora de obtener datos sobre la villa como sucedió hacia la mitad del siglo XVIII, concretamente en 1740, en una de las visitas realizadas por la Orden de Santiago a su encomienda de Socovos, donde el visitador realizó una descripción sobre la fortaleza de Letur en los siguientes términos:

            “…situada en la plaza publica había sido transformada y funcionaba como casa Tercia organizada en dos patios, con corredores y balaustres, contaba con una torre denominada la Blanca que tenía seis graneros en su interior y otra segunda torre que llamaban Granero con dos trojes, mas otra en un cuarto aparte. Existía una bodega con un tinajón para miel, ocho tinajas para vino, un jaraiz para pisar la uva, distintos cuartos, -en uno de ellos ahilan seda…”
Restos de una de las torres del Castillo de Letur conservados en los sótanos del actual Museo Etnológico.

Por estas mismas fechas (1743) el entonces Secretario de Hacienda del rey Fernando VI, el Marqués de la Ensenada, quiso llevar a cabo una profunda reestructuración de los ingresos y los gastos de la Hacienda Pública con el fin de establecer una única contribución que eliminara la gran variedad de impuestos existentes.
La medida no llegó a implantarse pero generó una valiosísima información que quedó agrupada sobre todo en las “respuestas generales”, especie de cuestionario enviado a todos los rincones del reino y que se conoce como “catastro de ensenada”. Vista la finalidad que dicho catastro perseguía, se entiende que esta vez sus preguntas[12] incidieran sobre todos los aspectos susceptibles de ser grabados con impuestos. Aquí, nos limitaremos solamente a recoger los datos que estas respuestas nos ofrecen en relación a la seda y que son las siguientes:
. Qué especies de tierra se hallan en el término; si de regadío y de secano, distinguiendo si son de hortaliza, sembradura, viñas, pastos, bosques, matorrales, montes, y demás que pudiere haber, explicando si hay algunas que produzcan mas de una cosecha al año, las que fructificaren sola una y las que necesitan de un año de intermedio de descanso

“Al quarto capitulo digeron que las espezies de tierra que se hallan dentro del termino de esta villa son, de regadio y secano. En el regadio las ay de sembradura para cañamo y para trigo zebada y panizo, labradio con moreras, hortaliza con moreras, otra con frutales y otra sola, viñas y olibares”

6. Si hay alguno plantío de árboles en las tierras que han declarado, como frutales, moreras, olivos, higueras, almendros, parras, algarrobos, etc.
“Al sexto capitulo digeron que las espezies de arboles que ay en este termino son moreras, olibos, frutales, pinos, carrascas y responden”

7. En cuáles de las tierras están plantados los árboles que declararen.

“Al septimo capitulo digeron que todos los menzionados arboles estan puestos en las tierras de regadio, en las de monte los pinos y carrascas y responden”

8. En qué conformidad están hechos los plantíos, si extendidos en toda la tierra o a las márgenes, en una, dos, tres hileras, o en la forma que estuvieren.

“Al octabo capitulo digeron que dichos arboles se hallan plantados en toda la extensión de la tierra con orden y regla en diferentes partes y sin ella en otras y responden”

10. Qué número de medidas de tierra habrá en el término, distinguiendo las de cada especie y calidad, por ejemplo, tantas fanegas, o del nombre, que tuviese la medida de tierra de sembradura de la mejor calidad, tantas de mediana bondad y tantas de inferior; y lo propio en las demás especies que hubieren declarado.

“Al decimo capitulo digeron que dentro del termino de esta villa habia quince mil y trescientas fanegas de tierras poco mas o menos, las treze mil y cinquenta y seis de secano y mil seiscientas treinta en la forma siguiente; ciento ochenta y nuebe fanegas de tierra de sembradura para regadio de primera calidad, diento setenta y una de segunda y ciento de terzera; doscientas y dos con moreras de primera calidad, ciento quarenta y tres de segunda y cinquenta y quatro de terzera…”

11. Qué especies de frutos se cogen en el término

“Al decimo primero […] los frutos que se recogen en las tierras de este termino […] oja de moreras…”

13. Qué producto se regula darán por medida de tierra los arboles que hubiere, según la forma en que estuviese hecho el plantío, cada uno en su especie.

“Al decimo tercio capitulo digeron que cada fanega de tierra y hortaliza plantada de moreras de primera calidad produce tres onzas de oja que se compone cada una de sesenta y quatro arrobas, la de segunda dos y media y la de terzera, dos”

14. Qué valor tienen ordinariamente un año con otro los frutos que producen las tierras del término, cada calidad de ellos.

“Al decimo quarto […] el valor que ordinariamente tienen los frutos […] la arroba de oja de morera real y medio…”

Por estas respuestas sabemos por ejemplo las especies arbóreas plantadas en el término tales como: moreras, olivos, frutales, pinos y carrascas además de la superficie utilizada para ello que en este caso era  de 400 fanegas de tierra de regadío con moreras de primera, segunda y tercera calidad. La producción obtenida por cada fanega de tierra y hortaliza plantada con moreras de 1ª calidad nos indica que era de 3 onzas de hoja y que cada onza se componía de 64 arrobas de hoja. Al ser su finalidad impositiva, todo se valoraba, por este motivo conocemos que el precio de cada arroba de hoja de morera era de real y medio de vellón.
Real Cedula para que se remita testimonio de la seda recogida en ese año por los vecinos de Letur. Archivo Municipal de Letur

El archivo del Ayuntamiento de la villa, también es depositario de valiosa documentación relacionada con el pasado sedero de Letur. En esta segunda mitad del siglo XVIII, -probablemente la época de mayor producción sedera -dicha actividad estaba perfectamente regulada por medio de Cédulas reales de obligado cumplimiento. Una de estas fechada en 1745[13] recoge textualmente:

... para que se remita testimonio de la seda de los becinos desta villa an cogido este presente año segun i como se previene[ ...] mandaron se fige ceula en la parte acostumbrada desta billa por defecto de pregonero para que todos los becinos desta billa que tubiesen cosecha de seda, la manifiesten i registren ante sus mercedes i presente escribano dentro del dia a el de la publicacion desta Ceula i pasado i no abiendo cumplido se les sacara sesenta rreales vellon  a cada uno ...

El documento en sí, recoge una relación de 141 cosecheros de seda, es decir, familias, que en ese año registran casi mil libras de seda fina (concretamente, 976 libras, once onzas) y ciento cincuenta y seis libras de seda recia.

Auto sobre la observancia de la Real Orden sobre la Ilaza de la seda. Archivo Municipal de Letur.






Además de la obligación de declarar la cosecha obtenida, también se regula en sendos autos el modo en que debe hilarse la seda y la obligación a formar cuaderno con las libras de seda hiladas y la inclusión en el mismo de sus propietarios, además de incluir al hilador responsable de cada partida, cuidando de este modo la calidad del producto. Es decir, nada se dejaba al azar como queda reflejado  textualmente:

“... mandaron sus mercedes se les notifique a Joseph Ruys ministro de este Juzgado todos los hiladores de seda que se hallasen en este villa a quienes se les notifique y lea por el presente escribano la sitada vereda y capitulos en ella insertos y no permita dicho ministro qu ningun forastero entre a poner torno ni ylar seda que antes no comparesca ante sus mercedes ...”
Este auto les fue comunicado a los hiladores de Letur, Joseph Soler, Juan Soler, Juan Sarrión y Juan García menor y al forastero Francisco Marco Ramires de Benejusar.[14]

La llegada de hiladores forasteros como el mencionado anteriormente, nos ayuda a comprender la importancia y cantidad de la seda que se hilaba en Letur e hizo que la actividad de éstos estuviera regularizada legalmente como refleja un Auto[15] de 1752:

...Dixeron que respecto de ser llegado el tiempo de la ylaza de sedas y que suelen venir yladores forasteros para evitar los inconvenientes sobre que las yladas vallan limpias y segun lo prevenido por repetidas ordenes de su Majestad mandaron se fixe edicto en el puesto publico y acostumbrado de esta villa haciendo saber de que ningun vecino ni forastero ponga torno para ylar seda que no preceda la licencia de sus mercedes pena de doze reales de vellon y assi mismo que ningun vecino de qualquier estado calidad y condicion que sea osado sea a introducir en la seda conchal ocal[16] baxo las penas ympuestas por dichas reales ordenes para lo qual tendran obligazion desde el torno a llevarla para su registro a las casas de sus Mercedes…”



Las autoridades trataron de controlar los procesos de producción y ventade la seda, impidiendo con ello las mezclas que menoscabaran la calidad del producto final, evitando al mismo tiempo la venta particular de partidas que escapaban de este modo al control y pago de impuestos como observamos en otro Auto de 1785 conservado en el archivo municipal de Letur:

“…en conformidad de las ordenes de Su Majestad repetidamente comunicadas se haze preciso formar quaderno de las Libras de seda conchal y Aloncal que se cojan por los vecinos de esta villa en el presente año, y para ello y para la rremesa de testimonios que se pidiesen por la superioridad mandaron sus Mercedes se les notifique a todos los maestros de yladores que con arreglo a las mismas al ordenar procedan a ylar las respectibas partidas de seda que se les presentaren, no permitiendo yntroducir el ocal con la Almendra, ni esta con aquel, ni adulterandola con otros yngredientes llevando lista formal de las livras que ylasen cadejos, y los nombres de los dueños presentandolas a sus Merzedes finalizadas sus tareas, y cumpliendolo unos, y otros bajo la pena de quatro ducados que ynrremisiblemente suplicaran, y de prozeder contra ellos a lo demas que haia lugar Y asi mismo mandaron que ninguna persona ni becino sea osado a vender ni comprar ninguna livra ni onza de seda sin permiso ni notificación de sus Merzedes Balidos de ningun prexente  ni motibo bajo la pena de quatro Ducados…”


Auto de 1785. Archivo Municipal de Letur.

Del siglo XIX también se conservan documentos alusivos al pasado sedero de Letur. Los diccionarios geográficos tan populares en la época, así nos los indican. Entre 1826 y 1829 aparece publicado el Diccionario Geográfico de Sebastián Miñano en el que menciona a Letur entre otros pueblos, de la provincia, como productores de seda. Otra de las grandes obras de consulta aparecería a mitad de siglo, nos referimos al famoso Diccionario Geográfico-Histórico-Estadístico de Pascual Madoz, cuyos datos aunque concisos, son muy fiables, recogiendo todas las poblaciones de Albacete. De Letur indica que “produce y comercia con seda”.

De estos años centrales del siglo se conserva una carta manuscrita de Antonio Alcantud vecino de Letur, dirigida a Pedro Galera de Lietor[17], que por su interesante contenido reproducimos textualmente:

“... Muy Señor mío:
Me alegrare siga V. bien ybualmente la familia aqui no hay nobedad.
He sabido la ocurrencia de los ladrones de ese pueblo y segun noticias son de los que roban en bando por lo que es necesario cuando se salga ir bien armados, es gente de este lado de Carabaca y Moratalla.
Con el criado no me atrebo a mandar los dineros. Los andaluzes binieron y la seda que tenia  a mas de la ajuntada no an querido pasarla de 54 reales pero por no hechar biaje a Murcia la he dado y gracias porque ha bajado muy mucho.
Si V. quiere ó puede y esta en hacer legajos en este año benidero se les podia dar al contado algunos maravedis con el fin de tener segura algunas partidas V. dira su parecer para si no, cuando baya llevar el dinero...”
Carta dirigida a Pedro Galera de Liétor. Archivo Parroquial de Liétor.LIE-25-17-41.

También está documentada, por medio de un recibo de alquiler de una habitación por la que pagó 8 reales, la estancia en Letur durante la temporada de la hilaza de la seda de 1858, de Benito Guirado comerciante de Lietor, quien adquiría partidas de seda en Letur para enviarlas al fabricante de sedas de Requena Francisco Ruiz, con el que mantenía relaciones comerciales.

El siglo XIX lo cerramos con un interesante documento conservado en el Archivo de la Diputación de Albacete; se trata de una encuesta enviada en 1892 por la embajada italiana a la Diputación en demanda de información sobre la actividad sedera en la provincia.[18] Según este documento, Letur venía produciendo 1200 kg. Anuales de capullo de seda que se vendía a 2,33 ptas. el kilo.































En 1898, la guerra desarrollada en la isla de Cuba contra los EE.UU. como respuesta al  "extraño" undimiento del acorazado estadounidense Maine, que permanecía fondeado en el puerto de La Habana, supuso una drástica disminución de las importaciones de seda, fibra suntuosa pero necesaria como materia prima y muy demandada en el mercado nacional y en las colonias. En el siguiente gráfico publicado ese mismo año en la Gaceta de Madrid, podemos observar la comparación realizada por el gobierno sobre las importaciones de ese año y las realizadas en los dos años anteriores.


El primer tercio del siglo XX también nos proporciona importante información sobre la producción sedera en la villa, tal es así que en este período se incrementará considerablemente la producción de capullo de seda, llegando Letur a competir con poblaciones de su entorno más cercano como lo es Yeste, (población ostensiblemente mayor y con un extenso término) por la supremacía provincial en el cultivo de seda.
Este  incremento en la producción será debido a la conjunción de una serie de factores que lo harán posible. Uno de ellos fue la creación de la Estación Sericícola de Murcia en le año 1892, que hizo posible un acercamiento y asesoramiento por medio de publicaciones y cursillos a los cultivadores de las poblaciones con tradición en la cría de gusano, siendo además el instrumento que encauzaría la venta del producto. Otro factor a tener en cuenta serán las ayudas oficiales otorgadas a dicha producción.
Del mismo modo, el incremento en la demanda de seda fuera de nuestras fronteras a causa de la paralización de esta actividad en países de gran producción como lo era Francia, a causa de la I Guerra Mundial, favoreció esta situación. A partir de 1916, se publican listados de cosecheros de seda de la provincia de Albacete, necesarios para poder optar a las ayudas establecidas por la administración, declarando la cantidad de capullo intervenido así como la cuantía de dinero que les correspondía como premio.


Disponemos de listados de los años 1916-1917-1918-1920 y 1921 en los que vienen relacionados todos los vecinos que optaban a estas ayudas así como  la producción obtenida poe éstos. El año de mayor concurrencia (1920) lo hicieron 192 vecinos  de Letur, de los que 49 se agruparon en el Sindicato Agrario de Letur. Ese año la producción alcanzó casi 7000 kg. De capullo y apellidos tan habituales en Letur como Tomás, Villegas, Valero, etc… se repiten con asiduidad en estos listados.
La estación sericícola de Murcia 1892-1976. (Felipe C. González Martín. pág.255)
 Por estos años, concretamente en 1924, se elaboran los estatutos de la Asociación de Sericicultores de Levante con sede en Murcia, que se publicarían en 1927, en ellos aparece un listado de socios corresponsales que realizaban la función de delegados de la mencionada asociación en sus respectivos municipios, esta función la realizaría en Letur Don Antonio Ortuño agricultor-propietario de la villa. 


La Guerra Civil supuso un retroceso, cuando no una paralización total en estos menesteres, recuperándose poco a poco gracias al tesón y la necesidad de la obtención de ingresos extra que padecían  las gentes de estas poblaciones de la cuenca alta del Segura.
En una guía de la provincia de Albacete de la década de los 50 en la que se relacionan todos los municipios de la provincia, Letur es el único que figura como productor de seda, aunque esta fibra se continuaba produciendo en la mayoría de los municipios de la cuenca alta del Segura.

La pervivencia de la Estación Sericícola hasta su cierre el 1976, fue uno de los pilares en la recuperación de esta tradición tras la guerra civil, como queda documentado por Anneliese Grasreiner en su entrevista a Remedios Valero Rodríguez[19], quien le relataba cómo se trasladaba con su familia al cortijo de Agua Vieja en la época de la cría del gusano de seda, donde refería que existían muchas moreras.

Para terminar, el pasado sedero de Letur permanece vivo en el recuerdo gracias a la toponimia, que nos brinda innumerables ejemplos y nos lo recuerda cada vez que nos detenemos a admirar el impresionante monumento natural que conocemos como “Arco de las Moreras”.










Pedro José Jaén Sánchez
Licenciado en Geografía e Historia


















[1] Musulmanes que quedaban viviendo en territorio gobernado  por cristianos permitiéndoseles conservar su religión.
[2] Documentado a finales del siglo XIV el secuestro de moros de LETUR en tierras de Alcaraz por vecinos de Murcia, dando lugar a represalias entre los tres concejos.
[3] Repoblada por Alonso Fajardo tras ser incendiada poco antes por los moros de Granada que se habían llevado a todos los mudéjares que vivían en ella, ordenando a Antón de Navarrete, alcaide de Socovos, en nombre de su hijo Gómez Fajardo, comendador de esta población Santiaguista, que repartiera tierra a los nuevos colonos. A. Pretel. “Privilegio de villazgo de Ayna. Pp.32
[4] TORRES FONTES, J.: “Los castillos santiaguistas del reino de Murcia en el siglo xv”, Anales de la Universidad de Murcia, Vol. XXIV. 1965-66. Pp. 334-335.
[5]  Entre 650 y 700 habitantes. Este censo es de gran importancia como fuente para nuestros fines, como veremos mas adelante.
[6] Tras la conquista de Granada, se llevó a cabo una cristianización masiva de la población musulmana conquistada, ya que si querían permanecer en España debían convertirse al cristianismo. Se pasó así de mudéjar a morisco. Estos últimos que en apariencia se convirtieron a la nueva religión, secretamente continuaron practicando la suya.
[7] JAÉN SÁNCHEZ, PEDRO J.: Cofradía de Nuestra Señora de la Asunción de Letur (1613-1789) Testimonio sobre sus encierros de toros. Cultural Albacete nª 6. Albacete, 2005. Pp. 33-39.
[8] Ags, contadurías Generales. Leg. 768. Mencionada por MIGUEL RODRIGUEZ LLOPIS en: La villa santiaguista de Liétor en la baja Edad Media, IEA.1993, pág. 60.
[9] La libra equivale aproximadamente a medio kilo.
[10] Archivo Diocesano de Albacete. Vicaría de Yeste, sin clasificar.
[11] Capellanias memorias y patronattos de la villa de letur sacadas de la vissitta que se hizo el año de 1640 y reformadas en este presentte de 1711”. Archivo Diocesano de Albacete. Vicaría de Yeste, Sin clasificar.
[12] La pregunta número seis hace referencia explícita sobre” que plantío de árboles hay en las tierras que ha declarado como frutales, moreras, olivos…”
[13] Archivo Municipal de Letur.
[14] Pueblo situado al sur de la provincia de Alicante, en la comarca de la Vega Baja del Segura.
[15] Archivo Municipal de Letur.
[16] Seda Conchal es la de clase superior, que se hila de los capullos escogidos. La seda Ocal es la de inferior calidad, pero fuerte y se saca del capullo ocal. También se le llama redonda.
[17] Archivo Parroquial de Liétor. LIE-25-17-41.Recogido en JAÉN SÁNCHEZ, P.J.: De la cría del gusano y el comercio de la seda en la villa de Liétor. Cuadernos albacetenses nº 9. IEA. Pág. 61
[18]Archivo Diputación de Albacete. Legajo: 6378, nº exp.10. Recogido en Jaén Sánchez, Pedro J.: De la cría del gusano y el comercio de la seda en la villa de Lietor. Cuadernos Albacetenses n. 9. Albacete, 2007. pp. 65-67
[19] Grasreiner, Anneliese: “Letur, vidas y vivencias” Zahora nº 36.Albacete, 1993. Pág. 38.